Si te regalo dos versos de agua
verdes, impares, infinitos
si te los mando con una paloma mensajera
gris, nocturna, impuntual
puede ser que escuches
puede ser que me sigas el ritmo
y me des la corchea que falta
para completar mi compás.
Y aunque debiera desoír esta locura
y buscar en la barra
unos versos que no hablen de amor
comprenderás que puedo ser cualquier cosa
pero nunca mentirosa.
Y es que las palabras se me escurren de los dedos
como los acordes de tu guitarra,
como las notas de tus canciones
por mi voz arrugada.
Pero si de algo estoy segura
es que estos no son
los últimos versos que te escribo.